29 de fevereiro de 2016

Reflexiones sobre la docencia

En los primeros seis meses que pase en el Tecnológico de Monterrey, considerada una de las mejores universidades de Latinoamérica, 31ª en el mundo en la enseñanza del diseño, confirman la sospecha que ya tenía y comparto con ustedes. Ser profesor nos es ser un transmisor de conocimientos. La tarea de un buen profesor es ser un decodificador de contenidos, provocando el cuestionamiento, aportando una visión adquirida en la experiencia, motivando los alumnos para la investigación y el descubrimiento. Inspirando a través del ejemplo.
La experiencia no es determinada por la edad. Es fruto de una vivencia intensa, del enfrentamiento con otras realidades, del convivio con personas excepcionales, de las derrotas, equivocaciones, errores y logros.
Para adquirir conocimientos indispensables en la formación de un diseñador el google aporta la información necesaria, en tiempo real, plural y filtrado. Resta preguntar si es un buen filtro. Para eso solamente la experiencia puede ayudar, pues no se trata de verificación de la autenticidad de la fuente, más bien se trata de confirmar la veracidad de la información.
La solución de problemas, de cualquier naturaleza, que es lo mismo que inteligencia, necesita del conocimiento para actuar. El conocimiento es el resultado de la aplicación de las informaciones adquiridas, que a su vez son el fruto del análisis y comparación de datos actuales y confiables, que están en constante cambio. Por esa razón los alumnos son capaces de detener mucho más información que sus maestros. Pero cabe a los maestros interpretar y dar sentido a estas informaciones.
Los profesores que no logran dar una clase sin usar un “power point” necesitan revisar sus conceptos. La tarea más importante de un profesor es apuntar caminos. Localizar en el espacio y tiempo las exigencias de nuestra intervención, como seres capaces de mudar el mundo, por lo menos en su alrededor.
Ser profesor, es aún descubrir y revelar talentos, rescatar a los indecisos, cuestionar conceptos, provocar la reflexión, inducir nuevas prácticas culturales, sociales y ecológicamente responsables.
He confirmado, en ese periodo como profesor extranjero invitado del TEC, que es imposible agradar a todos. Cuando escuchas solamente aplausos no estas cambiando nada. Cuando empiezas a sacar las personas de su zona de confort aparece la crítica. Los cambios más profundos solo algunos logran verlos con el paso del tiempo, la distancia… y con el madurar del alma.
Frente al temor del desagrado me acuerdo de la letra de una música de Gilberto Gil que decía: …”unos vinieron para amarme, otros para odiarme y otro simplemente para dormir un rato”. Intentar agradar a todos es lo mejor modo de fracasar.
Carisma es una cualidad, no un atributo del profesor. Puede y debe ser ejercitado con tolerancia, apertura, accesibilidad y sensibilidad. En una clase, para que la comunicación sea efectiva, es fundamental que cada persona tenga su tiempo para hablar, mientras los demás escuchan. El control del tiempo atribuido a cada una de esas intervenciones es tarea del profesor, mediante la autoridad que le conceden los alumnos.
Ser profesor implica proponer desafíos, sobre todo aquel capaz de ampliar la frontera del conocido, hacer que una clase aburrida se transforme en un espacio de aprendizaje placentero y con sentido. Diseñar nuevas realidades, que tengan la capacidad de modificar comportamientos para un bien común es mi filosofía de trabajo.
Ya por último la motivación para ejercer la docencia debería ser, para todos, el deseo de dejar una huella en el corazón y mente de sus alumnos, contribuyendo para hacer de ellos personas memorables. Y mi sueño es que logren ser no solamente buenos, sino los mejores diseñadores del país.
Puebla. invierno de 2016